Lo venían soñando hace ya un tiempo. Quizás algunos más que otros, debido a sus gustos musicales. Sin embargo, Rescate ha superado el desafío y traspasó la barrera del rock para sumergirse en lo clásico.

La idea de tocar con una banda sinfónica, en este caso de adolescentes, para una banda de rock es algo atípico. Por ende para lograrlo debían enfrentarse a un arduo trabajo en cuanto a la dinámica, los volúmenes y la forma de tocar.

Y es para estos temas que se necesitaba un buen arreglador. No podía ser de otra manera.

Fue Popi Spatocco el que hizo posible este “maridaje”, como bien lo adjetivaba Ulises. Porque no se trataba solamente de que suene bien, sino de no cambiar la esencia de la banda.

Comprender, como director y arreglador, que su instrumento sería la banda (con todo lo que ello implicaba). Y tal es así que, incluso con el bajo enchufado, Rescate sonó tal como siempre lo hizo. Sin ninguna transformación que lo sacara de sí.

No había más nada por expresar. Un experiencia más que gratificante para cada uno de los integrantes de la banda. Y un verdadera bendición para sus seguidores.